Discursos de Alonso Quijano

Las letras y las armas


Cervantes que fue soldado y escritor, conoce bien este tema y le dedica varios pasajes en el libro. En el capítulo XXXVII del vol.I, a través de Don Quijote, defiende el oficio de las armas antes que el de las letras, porque los hombres de armas no solo necesitan un cuerpo ejercitado, sino también valentía e inteligencia para superar con vida y honor las pruebas a las que las batallas les someten.

Después se pregunta qué trabajo de los dos necesita más inteligencia: según Cervantes, el fin de los letrados es hacer cumplir la ley a todos los ciudadanos y el de los soldados es alcanzar la paz, que es el bien más preciado en la vida (él sufrió mucho en las batallas en las que sirvió).

Aclarado esto se pregunta quién lleva mejor vida si los estudiantes o los soldados. Empieza describiendo la pobreza de los estudiantes al principio de su camino (otra vez hace referencia a las penurias que vivió gran parte de su vida) aunque muchos de ellos consiguen al final un buen puesto acorde a sus estudios. Al describir la vida del soldado cuenta cómo a pesar de jugarse la vida, la mayoría de ellos viven con una paga muy escasa y a veces ni siquiera cobran.

Concluye que el mayor trabajo es el de las armas y el menos premiado, ya que los letrados tienen buena paga y muchas veces regalos y sobornos. Además lo justifica diciendo que sin las armas no se puede hacer cumplir la ley.



En el capítulo XXIV del vol.II Cervantes dice que lo más honrado de este mundo es servir a Dios y luego al rey como soldado y nos cuenta que ya en esa época se hablaba de dar una paga de por vida a los soldados retirados para no dejarlos morir en la pobreza.

En el capítulo VI del vol.II Don Quijote le explica a su ama la grandeza de ser caballero andante (oficio de las armas). Porque aunque Cervantes reniega de los libros de caballerías, Don Quijote defiende los valores de los caballeros andantes para criticar la labor de los cortesanos, de los que dice que dirigen el mundo desde los palacios sin pasar penurias. Y aprovecha la explicación para dar su opinión sobre la sociedad de la época.

Afirma que hay cuatro formas de pasar por la vida:

  • De principios humildes llegar a grandeza: el rey turco fue pastor y bandolero.
  • De principios grandes que conservan durante toda la vida: príncipes que conservan los territorios heredados.
  • De principios grandes que van a menos: los romanos, los griegos, los persas, los faraones... de los que no queda ningún representante.
  • Gente plebeya y ordinaria.




Y al final de su discurso Don Quijote dice que solo hay dos caminos para ser rico y honrado: las letras y las armas.

Además en el cuento del cautivo, Cap XXXIV vol.I, el padre les dice a los hijos que elijan cada uno una de las tres salidas en la vida: el comercio, las letras y las armas. Cuando pasa el tiempo se encuentran el hermano que eligió las letras (juez) con el que decidió ser soldado y éste le cuenta todos los malos momentos que ha pasado en su vida. Aquí Cervantes a partir de su experiencia compara la buena vida de letrado con la mala del soldado. 


Libros de Caballerías


En el Cap XLVII vol.I, el canónigo cuenta que no terminó de leer ningún libro de caballerías porque todos son iguales. Dice que solo entretienen sin enseñar nada porque son historias increíbles que no tienen ninguna conexión con la realidad y además no siguen las reglas de la literatura. Dice que los libros de caballerías son feos, increíbles, necios , lascivos y disparatados.



Sin embargo, también dice que el escritor culto puede lucirse en los temas que mejor conozca (música, astronomía...) porque esos libros son muy largos y ocurren muchas aventuras donde puede ocurrir de todo.

Afirma que ha hablado con muchos hombres de distinta condición (estatus social) y ha llegado a la conclusión de que hay más incultos que cultos. A los incultos les gustan mucho los libros de caballería y las comedias que en esa época se estaban representando.



Al final del libro, cuando ya está muriendo, habla como Alonso Quijano y no como Don Quijote, y dice: "Ya soy enemigo de Amadís de Gaula y de toda la infinita caterva de su linaje; ya me son odiosas todas las historias profanas del andante caballería; ya conozco mi necedad y el peligro en que me pusieron haberlas leído; ya por misericordia de Dios escarmentado en cabeza propia , las abomino".





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